miércoles, 18 de enero de 2012

El fiasco de los agentes franceses en Homs


El periodista francés Gilles Jacquier resultó muerto el miércoles 11 de enero de 2012 durante la realización de un reportaje en Homs. Jacquier estaba cubriendo los acontecimientos en Siria para el programa Envoyé spécial.

Convencido de que en Siria no había grupos terroristas sino una revolución que estaba siendo reprimida de forma sangrienta, Gilles Jacquier había rechazado la protección de los servicios de seguridad y no portaba casco ni chaleco blindado. Jacquier y otros colegas que compartían su opinión habían alquilado 3 minibuses y estaban en contacto con personas del lugar que podían ayudarlos a darse a conocer, concertar encuentros y que, además, les servían de traductores.


Seguir leyendo en Voltaire

domingo, 8 de enero de 2012

El imparable relato del yo



Revista Debate


Empezaré esta primera crónica de 2012 corrigiendo al gran Norman Mailer. Me refiero a aquella apreciación suya en la que dice: “Yo, es la máxima palabra de nuestro siglo”. Se refería al siglo pasado y su máxima referencia era Cassius Clay o Muhammad Ali, que había hecho de su “Yo” particular el yo del universo, al que hoy el Parkinson lo ha ido desvaneciendo. Todo yo, finalmente, acaba muriendo con su propietario. Menos uno: el de Dios. Él lo creó y fue el primero en difundirlo. Porque cuando Moisés preguntó de quién era la voz que hablaba desde la zarza ardiente, le dijo: “Ego sum qui sum”. Yo soy el que soy. ¿Para qué más? Moisés con ese sólo yo se dio por notificado. Pero cuando los soldados norteamericanos encontraron a Saddam en la madriguera, ya casi irreconocible por su traza, él les dijo: “Yo soy Saddam Hussein, presidente de Irak”. Pero igual tuvo que someterse a que le extrajeran saliva y así constatar su identidad por el ADN. Se supone que a tantos, como hay, personajes colmados de cirugías plásticas les llegará el momento en que también deberán someterse al registro de identidad porque sus caras ya no son ninguna garantía de las que eran. La de la duquesa de Alba, por ejemplo. ¿Qué garantías hay de que es la duquesa? No es la única inidentificable. Aquí hay actrices maduras que al verse en la televisión en filmes de hace sesenta años ignoran que son ellas y se critican como si fuesen otras. Al menos se evitan darse cuenta de cómo actuaban.

En cuanto a la corrección inicial a Norman Mailer, no es el yo, como dice él, la máxima palabra del siglo pasado, sino que se queda corto: ya que es también la máxima palabra de éste. Y tal vez de los siglos sucesivos. En una clase de literatura dictada en el viejo Instituto de Ciencias de la calle Viamonte, por Humberto Cacho Costantini, para dar un ejemplo de relato nombró uno publicado en uno de sus libros. “Disculpen que me cite -dijo-, pero yo soy el ejemplo que tengo más cercano”. Y se tocó el pecho con la mano. En casos de “yos” irreparables no les basta con el pecho, hacen un ademán más grande como si se tocaran un aura. Otros son tan latifundistas del yo que tienen sirvientes que se lo van sirviendo en bandeja. Lacan sabe que el “Ego” marca una instancia del registro de lo imaginario; es la identidad de la máscara, no del sujeto que la lleva.
Todos conocemos y tratamos a “yoístas” impenitentes que si en una reunión no pueden imponer su yo porque hay otros más grandes que lo superan, se deprimen como adictos sometidos a la abstinencia.

Seguir leyendo en Rebelion

¿el dia del juicio a nuestra cultura?


Leonardo Boff

El fin del año ofrece la ocasión para hacer un balance sobre nuestra situación humana en este planeta. ¿Qué podemos esperar y qué rumbo tomará la historia? Son preguntas preocupantes pues los escenarios globales se presentan sombríos. Una crisis de magnitud estructural se ha instalado en el corazón del sistema económico-social dominante (Europa y Estados Unidos), con reflejos en el resto del mundo. La Biblia tiene una categoría recurrente en la tradición profética: el día del juicio se avecina. Es el día de la revelación: la verdad sale a la superficie y nuestros errores y pecados son denunciados como enemigos de la vida. Grandes historiadores como Toynbee y von Ranke también hablan del juicio a culturas enteras. Estimo que estamos realmente ante un juicio global sobre nuestra forma de vivir en la Tierra y sobre el tipo de relación que mantenemos con ella.

Considerando la situación a un nivel más profundo, que va más allá de los análisis económicos que predominan en los gobiernos, en las empresas, en los foros mundiales y en los medios de comunicación, notamos cada vez con más claridad la contradicción existente entre la lógica de nuestra cultura moderna, con su economía política, su individualismo y su consumismo, y la lógica de los procesos naturales de nuestro planeta vivo, la Tierra. Son incompatibles. La primera es competitiva, la segunda, cooperativa. La primera es excluyente, la segunda, inclusiva. La primera pone su valor principal en el individuo, la segunda en el bien de todos. La primera da centralidad a la mercancía, la segunda a la vida en todas sus formas. Si no hacemos algo, esta incompatibilidad puede llevarnos a un severísimo impasse.


Seguir leyendo en Koinionia...