lunes, 28 de febrero de 2011

Libia merece nuestra solidaridad pero...


Cómo hemos caído (o entrado al trapo) en el juego mediático imperial para justificar una invasión a Libia. Sí, la mayor parte de la izquierda - o por lo menos aquellos que se dicen de izquierdas – han o nemos caído facilmente en el discurso de la condena unanime contra Kadaffi. A estas alturas nadie va a cuestionar que el carácter social y cultural de Libia ha estado marcado durantes más de cuarenta años, por la apuesta que Libia hacía en los no alienados. Y sin embargo hoy, todos, y he leído muchos artículos al respecto, estan pidiendo casi, hasta la pena de muerte para el Coronel. A muchos no les cae bien, estamos sin embargo en esa disyuntiva, nos sumamos todos a la condena y a repetir sloganes que nos insuflan por los medios nos solidarizamos no con Kadaffi (que podríamos, porqué no)… pero lo más importante creo, que no debemos de hacerle el juego al imperio en una pretendida intervención para el futuro.

Pero, ¿Cómo empieza todo esto de los demonios que nos vende el impero? Si echamos un vistazo a las hemerotecas veremos casi una copia exacta de cómo - el imperio y - sus agencias demonizaron primero a Milosovic para luego bombardear - y desmembrar - lo que fue Yogoslavia. Con libia, y sólo con Libia, han empezado igual. Que pasa con ¿Mubarak no era - o es -un dictador? Ahí sigue, nadie lo ve, pero está allí en el algún recobeco del gobierno de transición con los militares. Y ¿que pasa con Argelia. Con Yemen. Con Bahréin.? O ¿Marruecos? O es que llí ¿no se violan los derechos humanos?, allí ¿no se tortura, no se mata, no se asesina impunemente?. Sin embargo la campaña de demonización a estos gobiernos no se ve por ningún lado. Y todos sabemos qué gobiernos son y al servicio de quién están.

¿Qué va a pasar a partir de ahora en Libia?...


sigue leyendo en Kaos en la red

jueves, 24 de febrero de 2011

La clave africana: Kadafi y el "golpe petrolero" de la CIA en Libia

Un artículo de: Manuel Freytas*

En el actual escenario represivo en Libia, se verifica la presencia de actores internacionales conocidos y de operaciones golpistas de EEUU que se repiten como un calco a escala global con distintos nombres, como "revoluciones naranjas" en los ex países soviéticos, "rebelión budista" en el Tibet y el sudeste asiático, y los más recientes denominados "revueltas árabes islámicas" que se propagan por África, Medio Oriente y amenazan con extenderse a China, Rusia y los ex países soviéticos.

Por un lado Kadafi y su régimen de más de 40 años cierra sus fronteras a la prensa internacional y reprime en forma sangrienta con la fuerza militar a los grupos "opositores" armados y financiados por la CIA y los "servicios occidentales".

Y por el otro, el bloque "democratizador" con EEUU, la UE, la o­nU y las o­nG de la CIA, crea las condiciones internas e internacionales para terminar con Kadafi e instalar un "gobierno democrático" controlado por Washington.

Viejas estrategias, viejas operaciones, y viejos actores conocidos. El objetivo estratégico siempre es el mismo: control geopolitico y militar regional, control del gobierno, control de los recursos estratégicos y control de los mercados.

*Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica.

sigue leyendo en Kaos en la red

jueves, 17 de febrero de 2011

El fármaco que cura todo no es rentable


El Premio Nobel de medicina Richard J. Roberts pone de manifiesto en una entrevista en La Vanguardia que muchas de las enfermedades que hoy son crónicas tienen cura, pero para los laboratorios farmacéuticos no es rentable curarlas del todo, los poderes políticos lo saben, pero los laboratorios compran su silencio financiando sus campañas electorales.


- ¿Un ejemplo de esos abusos?

- Se han dejado de investigar antibióticos porque son demasiado efectivos y curaban del todo. Como no se han desarrollado nuevos antibióticos, los microorganismos infecciosos se han vuelto resistentes y hoy la tuberculosis, que en mi niñez había sido derrotada, está resurgiendo y ha matado este año pasado a un millón de personas.

- ¿No me habla usted del Tercer Mundo?

- Ése es otro triste capítulo: apenas se investigan las enfermedades tercermundistas, porque los medicamentos que las combatirían no serían rentables. Pero yo le estoy hablando de nuestro Primer Mundo: la medicina que cura del todo no es rentable y por eso no investigan en ella.

- ¿Los políticos no intervienen?

- No se haga ilusiones: en nuestro sistema, los políticos son meros empleados de los grandes capitales, que invierten lo necesario para que salgan elegidos sus chicos, y si no salen, compran a los que son elegidos.

- De todo habrá.

- Al capital sólo le interesa multiplicarse. Casi todos los políticos - y sé de lo que hablo- dependen descaradamente de esas multinacionales farmacéuticas que financian sus campañas. Lo demás son palabras...

Si te interesa puedes seguir leyendo en: InSurgente.

jueves, 10 de febrero de 2011

Las redes del imperio y la reordenación del poder mundial





Los Estados imperiales construyen redes que vinculan las actividades económicas, militares y políticas en un sistema coherente en el que se refuerzan entre sí. Las diversas instituciones del Estado imperial son las que en buena medida desarrollan la tarea. Así, la acción imperial no siempre es de naturaleza económica directa, puesto que en un país o región puede ser precisa la acción militar para abrir o proteger zonas económicas. Tampoco todas las acciones militares se deciden por intereses económicos si el sector líder del Estado imperial es decididamente militarista.

Es más, la secuencia de la acción imperial puede variar según las condiciones específicas necesarias para construir el imperio. Así, la ayuda estatal puede servir para comprar colaboradores y la intervención militar se puede utilizar para conseguir regímenes clientes a los que después siguen inversores privados. En otras circunstancias, la entrada de empresas privadas puede preceder a la intervención del Estado...

Seguir leyendo en Rebelión

Milonga del fusilado




a Miguel Cavada Diez, gracias por tu solidaridad con el pueblo salvadoreño en su lucha.


Es muy difícil encontrar la solidaridad en personas que, viviendo, en el llamado primer mundo, deciden quedarse y acompañar en su lucha y sus visicitudes a un pueblo que en un momento de sus historia decidió el camino de la lucha para cambiar las estructuras injustas que, desgraciadamente, siguen casi intactas en El Salvador. Allí llegaron miles de personas que comprometidos con la solidaridad, decidieron, en un momento de su vida, quedarse, precisamente allí, para acompañar a un pueblo decidido. Ese fué sin lugar a dudas, Miguel Cavada Diez.

Este es mi pequeño homenaje a un compañero que salió un día de Santander para llegar al pulgarcito de América y se quedó para siempre en ese país que a pesar de todo, sigue en su lucha para la solidaridad entre los pueblos. Gracias Miguel por tu paciencia, por tu solidaridad y sobre todo por dejarnos a todos ese ejemplo, que hoy, es un testimonio de que la lucha es de tod@s. Espero que alguien te haga el homenaje que te mereces, yo, sin embargo, te ofrezco esta canción que vos me viste y oíste cantar muchas veces a los compañeros que caían en la lucha.

domingo, 6 de febrero de 2011

Declina la influencia de Occidente


Noam Chomsky

El mundo árabe está en llamas, informó Al Jazeera el 27 de enero, mientras los aliados de Washington pierden rápidamente influencia en toda la región.

La onda de choque fue puesta en movimiento por el dramático levantamiento en Túnez que derrocó a un dictador apoyado por Occidente, con reverberaciones sobre todo en Egipto, donde los manifestantes avasallaron a la policía de un dictador brutal.

Algunos observadores compararon los sucesos con el derrumbe de los dominios rusos en 1989, pero hay importantes diferencias.

Algo crucial es que no existe un Mijail Gorbachov entre las grandes potencias que apoyan a los dictadores árabes. Más bien, Washington y sus aliados mantienen el principio bien establecido de que la democracia es aceptable sólo en la medida en que se conforme a objetivos estratégicos y económicos: magnífica en territorio enemigo (hasta cierto punto), pero no en nuestro patio trasero, a menos que, por favor, se pueda domesticar de forma apropiada.

Una comparación con 1989 tiene cierta validez: Rumania, donde Washington mantuvo su apoyo a Nicolae Ceausescu, el más despiadado de los dictadores europeos, hasta que la alianza se volvió insostenible. Luego Washington encomió su derrocamiento cuando se borró el pasado.

Es una pauta típica: Ferdinando Marcos, Jean-Claude Duvalier, Chun Doo Hwan, Suharto y muchos otros gánsteres útiles. Puede estar en marcha en el caso de Hosni Mubarak, junto con esfuerzos de rutina para asegurarse de que el régimen sucesor no se desviará mucho de la senda aprobada.

La esperanza actual parece residir en el general Omar Suleiman, leal a Mubarak y recién nombrado vicepresidente de Egipto. Suleiman, quien durante mucho tiempo encabezó los servicios de inteligencia, es despreciado por el pueblo rebelde casi tanto como el propio dictador.

Un refrán común entre los eruditos es que el temor al Islam radical requiere una oposición (renuente) a la democracia sobre terrenos pragmáticos. Si bien no carece de méritos, la formulación induce a error. La amenaza general siempre ha sido la independencia. En el mundo árabe, Estados Unidos y sus aliados han apoyado con regularidad a los islamistas radicales, a veces para prevenir la amenaza de un nacionalismo secular.

Un ejemplo conocido es Arabia Saudí, centro ideológico del Islam radical (y del terrorismo islámico). Otro en una larga lista es Zia ul-Haq, favorito del ex presidente Ronald Reagan y el más brutal de los dictadores paquistaníes, quien llevó a cabo un programa de islamización radical (con financiamiento saudí).

El argumento tradicional que se esgrime dentro y fuera del mundo árabe es que no pasa nada, todo está bajo control, señala Marwan Muasher, ex funcionario jordano y actual director de investigación sobre Medio Oriente de la Fundación Carnegie. Con esa línea de pensamiento, las fuerzas consolidadas arguyen que los opositores y forasteros que demandan reformas exageran las condiciones en el terreno.

Por tanto, el pueblo sale sobrando. La doctrina se remonta muy atrás y se generaliza en el mundo entero, incluido el territorio nacional estadounidense. En caso de perturbación pueden ser necesarios cambios de táctica, pero siempre con la vista en recuperar el control.

El vibrante movimiento democrático de Túnez se dirigió contra un Estado policial con poca libertad de expresión o asociación y graves problemas de derechos humanos, encabezado por un dictador cuya familia era odiada por su venalidad. Tal fue la evaluación del embajador estadunidense Robert Godec en un cable de julio de 2009, filtrado por Wikileaks.

Por tanto, para algunos observadores los “documentos (de Wikileaks) deben crear un cómodo sentimiento entre el público estadunidense de que los funcionarios no están dormidos en el puesto”, es decir, que los cables apuntalan de tal manera las políticas estadunidenses, que es casi como si Obama mismo los estuviera filtrando (o eso escribe Jacob Heilbrunn en The National Interest.)

Estados Unidos debe dar una medalla a Assange, señala un encabezado del Financial Times. El jefe de analistas de política exterior, Gideon Rachman, escribe que la política exterior estadunidense se traza de forma ética, inteligente y pragmática y que la postura adoptada en público por Estados Unidos sobre un tema dado es por lo regular también la postura mantenida en privado.

Según este punto de vista, Wikileaks socava a los teóricos de la conspiración que cuestionan los nobles motivos que Washington proclama con regularidad.

El cable de Godec apoya estos juicios, por lo menos si no miramos más allá. Si lo hacemos, como reporta el analista político Stephen Zunes en Foreign Policy in Focus, descubrimos que, con la información de Godec en mano, Washington proporcionó 12 millones de dólares en ayuda militar a Túnez. En realidad, Túnez fue uno de sólo cinco beneficiarios extranjeros: Israel (de rutina); Egipto y Jordania, dictaduras de Medio Oriente, y Colombia, que desde hace tiempo tiene el peor historial de derechos humanos y recibe la mayor ayuda militar estadunidense en el hemisferio.

La prueba A de Heilbrunn es el apoyo árabe a las políticas estadounidenses dirigidas contra Irán, según se revela en los cables filtrados. Rachman también se sirve de este ejemplo, como hicieron los medios en general, para elogiar estas alentadoras revelaciones. Las reacciones ilustran cuán profundo es el desprecio por la democracia entre ciertas mentes cultivadas.

Lo que no se menciona es lo que piensa la población… lo cual se descubre con facilidad. Según encuestas dadas a conocer en agosto pasado por la Institución Brookings, algunos árabes están de acuerdo con Washington y con los comentaristas occidentales en que Irán es una amenaza: 10 por ciento. En contraste, consideran que Estados Unidos e Israel son las mayores amenazas (77 y 88 por ciento, respectivamente).

La opinión árabe es tan hostil a las políticas de Washington que una mayoría (57 por ciento) piensa que la seguridad regional mejoraría si Irán tuviera armas nucleares. Aun así, no pasa nada, todo está bajo control (como Marwan Muasher describe la fantasía prevaleciente). Los dictadores nos apoyan; podemos olvidarnos de sus súbditos… a menos que rompan sus cadenas, en cuyo caso hay que ajustar la política.

Otras filtraciones parecen dar sustento también a los juicios entusiastas sobre la nobleza de Washington. En julio de 2009 Hugo Llorens, embajador de Estados Unidos en Honduras, informó a Washington sobre una investigación de la embajada relativa a “aspectos legales y constitucionales en torno a la remoción forzada del presidente Manuel Mel Zelaya el 28 de junio”.

La embajada concluyó que no hay duda de que los militares, la Suprema Corte y el Congreso Nacional conspiraron el 28 de junio en lo que representó un golpe ilegal y anticonstitucional contra el Poder Ejecutivo. Muy admirable, excepto que el presidente Obama procedió a romper con casi toda América Latina y Europa al apoyar al régimen golpista y dispensar las atrocidades posteriores.

Quizá las revelaciones más sorprendentes de Wikileaks tienen que ver con Pakistán, revisadas por el analista en política exterior Fred Branfman en Truthdig.

Los cables revelan que la embajada estadounidense está bien consciente de que la guerra de Washington en Afganistán y Pakistán no sólo intensifica el rampante sentimiento antiestadounidense, sino que también crea el riesgo de desestabilizar el Estado paquistaní e incluso plantea la amenaza de la pesadilla final: las armas nucleares podrían caer en manos de terroristas islámicos.

Una vez más, las revelaciones deben crear un sentimiento tranquilizador de que los funcionarios no están dormidos en el puesto (en palabras de Heilbrun), en tanto Washington marcha inexorablemente hacia el desastre.

Tomado de Rebelión