viernes, 17 de diciembre de 2010

Comentarios sobre el FMI


Noam Chomsky

Aunque el orden mundial está impregnado por continuidades marcadas a través de largos períodos, ha habido cambios importantes durante los últimos 25 años. Uno de ellos es la rápida expansión del control de las corporaciones transnacionales (CTNs) sobre la economía internacional, en relación con el cambio de la producción al sector de bajos ingresos, con frecuencia marcada por una alta represión. El comercio mundial se está volviendo cada vez más en una forma de negociaciones intraempresariales de administración central, dentro de un sistema de mercantilismo corporativo, lo cual realmente no significa comercio. El gran aumento de un capital sin reglamentar y de carácter altamente móvil y especulativo contribuye aún más a un orden global que se caracteriza por ingresos bajos, crecimiento bajo, ganancias elevadas, desempleo masivo, inseguridad, y controles represivos.

Estos factores van estableciendo la función de servicio de los tradicionales dominios occidentales y, también, están internacionalizando el patrón tercermundista de marcada polarización, donde las islas de gran riqueza y privilegio flotan en un mar de miseria. Las ricas sociedades industriales también se están dirigiendo hacia este patrón, y con E.E.U.U. y el Reino Unido a la cabeza. Mientras la riqueza se concentra en manos de unos pocos, los sueldos bajan, una gran parte de la población se queda superflua - es decir, que no sirve para producir ganancias y por eso carece de derechos. Las políticas sociales solo están diseñadas para reforzar estas tendencias, sobre todo los llamados "acuerdos de libre comercio", que en la realidad son acuerdos de los derechos de los inversionistas junto a una mezcla de liberalización y proteccionismo para incrementar el poder de los CTNs.

El fin de la Guerra Fría ha acelerado la profundización de estas tendencias, devolviendo una gran parte de Europa Oriental a su posición tradicional de zona de servicio tercermundista: el Este provee los recursos, los mercados, las oportunidades de inversión, mano de obra barata y otros servicios semejantes al poder privado del Oeste. En gran parte se puede entender la Guerra Fría como "un conflicto entre el Norte y el Sur", único en su escala, pero, de otra manera, un ejemplo típico de como los poderes hegemónicos reaccionan al intento de las zonas de servicio para buscar una ruta independiente. Hoy día, la historia de América Latina también aporta muchos ejemplos.

Una tendencia paralela es la erosión de una democracia significativa mientras el poder de tomar decisiones se reduce aún más al grupo del poder privado inexplicable y absolutista. Como ocurrió en el pasado, ahora que los CTNs dominan cada vez más la economía mundial, las estructuras gubernamentales se unen a los centros de poder. La principal revista mundial de negocios, el ÇFinancial TimesÈ de Londres, describe con acierto un creciente "gobierno mundial de facto" con sus propias instituciones: el FMI, el Banco Mundial, el G-7, el TLC (al cual ya podemos incluir en la nueva Organización de Comercio Mundial), y otras organizaciones similares. Estas instituciones se dedican principalmente a los intereses de los centros del verdadero poder - los CTNs que dominan finanzas y otros servicios, la manufactura, los medios de comunicación, etc. Una gran ventaja del gobierno mundial de facto es que funciona en secreto, marginalizando a las instituciones parlamentarias, y muchas veces las atropella bajo las condiciones de "libre comercio". Los sectores poderosos y privilegiados siempre han desde luego buscado disminuir las estructuras democráticas, para dejarlas vacías y poder ratificar públicamente las decisiones que toma el poder privado y las instituciones que le sirven. El gobierno mundial de facto que ahora se está formando tiene un potencial enorme en la toma de decisiones, y puede contribuir de manera eficaz a la creación de un orden internacional que sirva solamente a los intereses de los sectores limitados de poder privado y de privilegio, dejando la mayoría de la población en subordinación, controlada por el miedo o de algún otro modo.

Una tendencia paralela en la esfera de ideología es agudizar el concepto tradicional de doble filo; el del "mercado libre", donde para los débiles existe la disciplina del mercado, mientras para los fuertes hay protección del estado y subsidios públicos. Las clases educadas están contribuyendo de una manera importante al sufrimiento y la opresión - como lo hicieran tantas veces en el pasado, aunque ahora a veces con nuevos métodos. Uno de ellos es según su interpretación de la revolución bolchevique, "socialista", a pesar de que fue claramente una contrarrevolución que eliminó rápidamente todas las estructuras socialistas de la período revolucionario; consejos de fábrica, "Soviets", etc. Lo anterior fue obvio para los intelectuales marxistas principales (Rosa Luxembourg, Anton Pannekoek, etc.), para los libertarios de la izquierda (Kropotkin y casi todos los socialistas libertarios [anarquistas]), y los socialistas independientes como Bertrand Russell. De hecho, Lenin y Trotsky aclararon el tema cuando pidieron la movilización del pueblo ruso como "ejército de obreros" subordinado a los dirigentes vanguardistas, quienes los impulsarían hacia la industrialización por métodos estatales capitalistas. Más adelante, este sistema adoptó los nombres "socialista" y "democrático" por motivos de propaganda. Por supuesto la propaganda occidental rechazó el nombre de "democrático" mientras que recibió con entusiasmo el de "socialista" para la tiranía con el fin de difamar el socialismo y debilitar el trabajo de los pobres y obreros en su lucha por la libertad, la justicia y un control democrático. Los "intelectuales radicales" aceptaron este sistema de forma abrumadora; vieron en el patrón leninista la oportunidad de conseguir el poder para ellos mismos. Ahora se unen con otros propagandistas occidentales para anunciar "el derrocamiento del socialismo" (es decir, tiranía anti-socialista), y "la victoria del capitalismo" (es decir, el sistema occidental de poder estatal que asegura subsidios públicos con ganancias privadas). Si no hay liberación dentro de la esfera de ideología, no hay que esperar más progreso hacia la justicia y la libertad.

Las luchas que nos quedan por delante son duras, y exigen una solidaridad internacional sin precedente. Las consecuencias que resultarán de no enfrentarse a estas luchas serán graves. En una conferencia de dirección jesuita que tuvo lugar hace poco en San Salvador, describieron los efectos de la "mundialización" en Centroamérica como "un pillaje más devastador que el que su pueblo sufrió hace 500 años con la conquista y la colonización". La observación se aplica a una gran parte del mundo, ahora que las sociedades ricas también incluyen sectores crecientes.

tomado de koinionía

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