domingo, 5 de diciembre de 2010

Los cables de WikiLeaks revelan un


“profundo odio a la democracia por parte de nuestra dirigencia política”

Transcripción no editada

AMY GOODMAN: Nos reunimos con el distinguido disidente político y lingüista de reputación mundial Noam Chomsky, profesor emérito del Massachusetts Institute of Technology y autor de más de cien libros, incluido su último Esperanzas y realidades, para obtener su reacción a los documentos de WikiLeaks. Hace cuarenta años, Noam y Howard Zinn ayudaron al denunciante del gobierno Daniel Ellsberg a editar y publicar los Papeles del Pentágono la historia interna de máximo secreto de EE.UU. de la Guerra de Vietnam.

Noam Chomsky nos habla desde Boston… Antes de que hablemos de WikiLeaks, ¿cuál fue su participación en los Papeles del Pentágono? No creo que la mayoría de la gente esté informada al respecto.

NOAM CHOMSKY: Dan y yo éramos amigos. Tony Russo también los preparó y ayudó a filtrarlos. Recibí copias por adelantado de Dan y Tony y varias personas las distribuyeron a la prensa. Yo fui una de ellas. Luego Howard Zinn y yo, como usted dijo, editamos un volumen de ensayos e indexamos los papeles.

Explique cómo funcionó. Siempre pienso que es importante contar esa historia, especialmente a los jóvenes. Dan Ellsberg –funcionario del Pentágono con acceso al máximo secreto– saca de su caja de fondos esa historia de la intervención de EE.UU. en Vietnam, la fotocopia y luego, ¿cómo llegó a tenerla en sus manos?, ¿se la dio directamente a usted?

Me llegó por medio de Dan Ellsberg y Tony Russo, que había hecho sus fotocopias y preparado el material.

¿Cuánto editó?

Bueno, no modificamos nada. No corregimos los papeles. Quedaron en su forma original. Lo que hicimos Howard Zinn y yo fue -aparecieron en cuatro volúmenes– fue preparar un quinto volumen que contenía ensayos críticos de muchos expertos sobre los papeles, lo que significaban, etc. Y un índice, que es casi imprescindible para utilizarlos seriamente. Es el quinto volumen de la serie de Beacon Press.

¿De modo que fue uno de los primeros en ver los Papeles del Pentágono?

Sí, aparte de Dan Ellsberg y Tony Russo. Quiero decir, quizá hubo algunos periodistas que pudieron verlos pero no estoy seguro.

¿Qué piensa actualmente? Por ejemplo, acabamos de reproducir este clip del miembro republicano del Congreso Peter King, quien dice que habría que declarar a WikiLeaks organización terrorista extranjera.

Pienso que es estrambótico. Debemos comprender –y los Papeles del Pentágono son otro ejemplo claro– que una de las principales razones del secreto gubernamental es proteger al gobierno contra su propia población. En los Papeles del Pentágono, por ejemplo, hubo un volumen –el volumen de las negociaciones– que podría haber tenido influencia sobre actividades en curso y Daniel Ellsberg lo retuvo. Apareció un poco después. Si se consideran los papeles en sí hay cosas que los estadounidenses deberían haber sabido y que otros no querían que supieran. Y que yo sepa, por lo que he visto en este caso, ahora es lo mismo. De hecho, las actuales filtraciones –al menos las que he visto– son interesantes, primordialmente por lo que nos aclaran de cómo funciona el servicio diplomático.

Las revelaciones de los documentos con respecto a Irán aparecen justo cuando el gobierno iraní ha aceptado una nueva ronda de conversaciones nucleares para principios del mes próximo. El lunes, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu dijo que los cables reivindican la posición israelí de que Irán plantea una amenaza nuclear. Netanyahu dijo: “Nuestra región ha sido cautiva de una narrativa que es el resultado de sesenta años de propaganda que presenta a Israel como la mayor amenaza. En realidad, los dirigentes comprenden que ese punto de vista está en bancarrota. Por primera vez en la historia existe acuerdo en que la amenaza es Irán. Si los dirigentes comienzan a decir abiertamente lo que han estado diciendo a puerta cerrada, podemos realizar un verdadero cambio radical en el camino hacia la paz.” La secretaria de Estado Hillary Clinton también habló de Irán en su conferencia de prensa en Washington. Dijo lo siguiente:

Pienso que no debería ser una sorpresa para nadie que Irán es una fuente de gran preocupación, no sólo en EE.UU. En todas las reuniones que tengo, en cualquier parte del mundo, aparece la preocupación por las acciones y las intenciones de irán. Por eso cualquiera de los presuntos comentarios de los cables confirma que Irán plantea una amenaza muy seria desde el punto de vista de muchos de sus vecinos y una preocupación seria mucho más allá de su región. Por eso la comunidad internacional se reunió para aprobar las sanciones más duras posibles a Irán. No sucedió porque EE.UU. dijera: “Por favor, ¡hagan esto para nosotros!” Sucedió porque los países –una vez que evaluaron la evidencia respecto a las acciones e intenciones de Irán– llegaron a la misma conclusión que EE.UU.: que debemos hacer lo que podamos con el fin de agrupar a la comunidad internacional para que actúe e impida que Irán se convierta en un Estado con armas nucleares. De modo que si alguien que lea las historias sobre estos, uh, supuestos cables piensa cuidadosamente, llegará a la conclusión de que la preocupación sobre Irán está bien fundada, es ampliamente compartida y seguirá siendo la fuente de la política que mantenemos con naciones de la misma opinión para impedir que Irán adquiera armas nucleares.”

Era la secretaria Hillary Clinton, ayer, en una conferencia de prensa. Quería obtener su comentario sobre Clinton, el comentario de Netanyahu, y el hecho de que Abdullah de Arabia Saudí –el rey al que están operando de la espalda ahora en Nueva York– llamó a EE.UU. a atacar Irán.

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