viernes, 24 de septiembre de 2010

La economía, la migración del Sur


y el pueblo romaní.

Siempre se ha entendido - y se ha visto - al romaní como una comunidad de personas que viajan; su vida y su cultura - milenaria - ha estado ligada a las migraciones. No es de extrañar por tanto ver, en el viejo continente, el movimiento que aún conserva el pueblo romaní. El desplazamiento interno, en el país que residen, y/o a los demás países que ahora componen la unión europea es para ellos, además de tradición, una cuestión cultural. El estigma y epítetos que desde otrora han recibido por parte de la comunidad paya y, por el cual se han visto, muchas veces, acosados durante siglos por parte de los poderes que han existido y existen en estos países de la Unión, no ha sido ni es óbice para que vivan con orgullo su cultura. No es culpa del romaní, más bien, es culpa del payo, que no ha sabido, desde antaño, entender y comprender el modo de vida éstos. La cultura del payo no encaja con la de los romaní y viceversa. Si los primeros han metido de cuajo a los romaní a la marginalidad, los segundos, aún sabiendo de qué se les acusa - y acusaba - sin fundamento alguno, han optando por seguir viviendo su Cultura y su idiosincrasia.

Es fácil para los partidos xenófobos y de derechas, en la actualidad, ondear la bandera del racismo, tanto contra los migrantes que vienen del Sur, como ahora contra los gitanos que vienen de países del Este. Que como europeos entienden, que también tienen derecho a desplazarse donde les plazca. Si ellos lo hacen, sin embargo, se levantan banderas xenófobas en contra de ese derecho elemental del que disfrutan los payos; los gitanos, sin embargo; se les controlan y se les aísla; se les estigmatiza y luego, como en el caso francés, se les expulsa.

Los migrantes que están llegando de los países del Sur a trabajar y a residir en los países de la Unión, también, y al igual que los romaní, viven casi a diario los insultos y repudios por parte de algunos nacionales, con esto están viviendo, pues, los migrantes que vienen del Sur lo antes y ahora viven la colectividad romaní; el rechazo que supone ser diferentes en la Unión Europa lo están aprendiendo ahora, latinoamericanos, africanos, etc.…, y que algunos gobiernos, algunos partidos de derecha, de extrema derecha se valen del insulto y de echar la culpa a quienes llegan, de lo mal que lo hacen sus gobiernos de turno a la hora de Gobernar. El chivo expiatorio, por tanto, para desviar la atención de los males que aquejan a los ciudadanos, estos partidos rubrican en la migración del Sur, como el caso de la comunidad gitana en Francia, las culpas. Estás expulsiones tampoco son nuevas en Francia.

No es que nos extrañe que sea Sarkozy el que impulse esta expulsión de los gitanos rumanos y búlgaros, y lo hace precisamente, cuando la opinión pública francesa estaba en el mejor momento de denunciar los favores que este señor y su partido de derecha ha prestado a la archimillonaria Bettencourt, ahora ya no se habla de ella ni de las corruptelas de Sarkozy, hablamos, sí, de las expulsiones de gitanos…, y está bien hacerlo, porque sólo así, y es de reconocer, nos ponemos al servicio de los migrantes, y ahora, de los gitanos que siempre han sido víctimas de las políticas xenófobas y racistas en el viejo continente, también ellos sufrieron durante la época nazi; la muerte, la tortura y la represión. Esto en la unión europea que se supone la más libre y democrática del mundo por encima del imperialismo yanqui. ¿Y allí que está sucediendo?

Si en Europa a los Romaní se les ha considerado desde siempre como una cultura marginal, en Estados Unidos los migrantes latinoamericanos, y sobre todo y ante todo, mexicanos y centroamericanos se les ha considerado por parte de los gobiernos yanquis, y de muchos gringos, como los parias de la sociedad yanqui. Con ellos, por tanto, la comparación puede ser la misma.


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