lunes, 20 de abril de 2009

Escribir o no escribir.


Escribir o no escribir, es una metáfora que se nos enreda en las neuronas y desde allí, la conciencia nos invita para que sigamos esculpiendo el pensamiento en palabras. Claro que hay que escribir y habrá que hacerlo aunque nos parta un rayo la saliva. Si escribimos hagámoslo desde el punto de vista de clase. Aunque a muchos ya no les guste esta frase marxista, debemos de seguirla utilizando y aplicando en nuestros escritos.

La metáfora es la herramienta importante para desnudar al viento, la hipocresía de los partidos de derechas, y de aquellos que se dicen de izquierdas y se presentan como lo que realmente, no son; los primeros ya sabemos de qué pie cojean sus propuestas políticas y económicas, ellos siempre engañan con sus verborrea y alharacas a una mayoría del pueblo. Los segundos también, pero de una manera que la hipocresía y la mentira se les oye con “sinceridad”. Cuando la metáfora se afila y se desliza por la sien de esos que mienten y con lisonjas baratas adulan y se presentan como lo que no son…, ellos son los verdaderos responsables de que el fracaso popular sea un hecho, cuando eso sucede, te rasgas las vestiduras porque lo que hemos querido decir no se ha “entendido”. Porque lo que se dice, por medio de la metáfora, muchas veces, aun entendiéndolas, las tergiversan.

En El Salvador empieza una nueva etapa para que la historia la sepan escribir quienes deben hacerlo. “Escribir o no escribir” es lo que discutimos antes de ponernos y frente a la pantalla, y queremos escribir lo que nos está dictando nuestra conciencia y la historia. Cuando tenemos claro por dónde debe ir la historia lanzamos las palabras porque (el hacia) dónde ya está señalado desde hace mucho tiempo, y no hay vuelta atrás. Las elecciones son el punto de partida en este momento en el pulgarcito de América, nunca ha habido un punto final. En el salvador las elecciones no siempre fueron sinónimo de democracia, y nunca lo serán. En este momento de la historia, sin embargo, no hay otro camino. Ya se intentó en la montaña y esa opción aun cuando estaba madura no la dejaron madurar. El pueblo no buscó la montaña porque quería irse de vacaciones, esa fue una opción, la última opción, que le dejaron al pueblo organizado y no llegó a buen término, eso tampoco se puede negar. Ahora tienen las elecciones, y de momento, ese es el punto de salida.

Todo está dicho y no hay nada más que añadir. Quizá sólo queda añadir el color de la tinta con la que se va a escribir esa historia; algunos escribientes sabemos quién está señalando el camino y el punto de llegada, el pueblo organizado es el que nos dice el camino, el que siempre ha luchado por un mundo más justo, el punto de llegada. Y, ellos, la van a escribir desde el punto de vista de clase, estemos o no de acuerdo. Sea el proceso que sea, el método que sea, o, como en este caso, las elecciones.

Creo, que no debemos de caer en la lisonjera barata, con ello no vamos a conseguir nada. Es más, estropearíamos (o taparíamos, mejor dicho) los gritos que empiecen a escucharse si la historia no va por donde, el pueblo, endilgue el camino. Si nos quitan el sueño de que en El Salvador puede haber un mundo más justo, difícil tarea tendremos para escribir quienes por alguna razón o excusa, escribimos. En todo caso seguiremos viendo enanitos que se entregan a los brazos de quienes no deberían, de esos hay muchos ejemplos. Aunque no quieran que sigamos soñando, de momento eso es lo que nos queda, y tenemos. Hasta que la utopía no sea una palabra más del diccionario seguiremos escribiendo, y muchos seguirán escribiendo la historia aunque algunos no veamos el punto de llegada y otros aún viéndola, la nieguen.

La escritura es un elemento importante en la lucha ideológica, en ella plasmamos lo que nos dispone la realidad y nos dicta nuestra conciencia y compromiso. La escritura tiene que ser una ganzúa dispuesta a abrir el cénit de un futuro más justo, y en este momento, aunque no estemos de acuerdo, las elecciones es el camino y es lo que se tiene. Con la escritura también debemos decir y denunciar lo que está mal porque de lo que se hace bien, ya escriben, y muchos. Escribir lo que se hace mal, eso, es lo difícil…, tiene que imperar, desde nuestro punto de vista, el de las mayorías, y no, el de una pequeña clase social, porque esa ha sido - y sigue siendo - el punto de vista del capital.

Escribir o no escribir esa es la cuestión. Roque Dalton, como es sabido, escribió desde el punto de vista del pueblo. Muchos a estas alturas reconocen que Roque fue pionero en ello, sin embargo, la esencia de su poesía, de su pensamiento como revolucionario, a muchos, les da miedo, porque saben que su poesía, su pensamiento hace que algún@s tengas dolores de cabeza. Después de él vinieron much@s, y, much@s se quedaron en algún rincón de El Salvador. Su poesía está llena de metáfora y ella nos sigue acompañando a much@s que escribimos. También acompaña a quienes no escriben…, la poesía Roqueano está preñada de las vivencias del pueblo, ese es el que nos endilga el camino. A escribir entonces.

2 comentarios:

lamjort dijo...

Muy buen articulo Txanba, nunca dejes de escribir, lo haces genial, ¿Te quieres presentar al certamen de premios equilibrio emocional al apoyo solidario? mira en youtube el siguiente enlace por favor,

http://www.youtube.com/watch?v=Bwl9TjjvYhI

Queria dedicarles a los partidos que dicen ser izqierdas pero no lo son, como el PSOE de mi pais, una frase que me enseño mi abuela mi abuela que es un dicho popular.

"De las aguas mansas me libre Dios que de las bravas ya me libro yo"

Un verdadero placer leerte, Animo, fuerza y lucha.

Lydia Raquel Pistagnesi dijo...

Querido amigo, hoy pasè por tu blog y te deje mi huella.
Te felicito ,yo escribo mucha poesia testimonial, despuès de todo¿ no somos los poetas los ùnicos capaces de cambiar la historia de los pueblos?
Te espero al Sur de Amèrica
Un cariño desde Argentina.

Lydia Raquel Pistagnesi