
Hay una especie de complicidad enajenada entre el llamado “bien y mal”. El bien parece constantemente como el mal, y el mal, que verdaderamente es el mal, aparece constantemente como el bien. Si no como se explican que aquellos que dicen guardar la moral, la espiritualidad y la ética de esta sociedad capitalista en las que nos ha tocado, desgraciadamente, vivir, son los primeros en violar los derechos más elementales del ser humano, la vida. Los primeros en guardar silencio frente a millones de muertes, miles de muertes que están ocurriendo en este momento en el planeta. Pero para ellos ¿dónde esta el bien y el mal? el beneficio es lo que cuenta, decía Chomsky. El “bien” y el “mal” para ellos no existen, es el enriquecimiento ilícito, ese es el quid del bien y el mal, no hay diferencia a la hora de que unos se hagan cada vez más ricos y millones, pero millones cada vez más pobres. Si me dejas que te saque la sangre, yo te dejo, vivir.
El capital es lo que en el fondo interesa, los que pregonan alharacas del progreso en nombre del liberalismo económico, son los culpables de que niños de cualquier barrio pobre de América latina, de Africa, de Asia etc, no puedan pagarse la educación ni a la salud... porque en nombre de su dios dinero, imponen - como paradigma - el desarrollo, cuanto más se privaticen los servicios públicos, hay más “libertad” y “desarrollo”. Ellos son los verdaderos responsables ya no sólo de las muertes violentas de niños, ancianos, mujeres, jóvenes iraquíes. Ellos son los únicos responsables de otras muertes, de las que casi nadie se percata de que existen, y existen todos los días, a todas horas.
Muertes por desnutrición, inanición, por falta de un simple medicamento etc. Así es este mundo que, ellos, están convirtiendo cada vez más en pocilga para millones pero en un paraíso de abundancia para muy pocos. También son responsables los Estados que obedecen ciegamente las ordenanzas que dan tanto el Fondo Monetario Internacional, como el Banco Mundial. Estados cómplices de unas muertes silenciosas e igual de atroces como sus avaricias y ambiciones. Y tod@s sabemos quien está detrás de esas entidades que se dicen mundiales, los mismo de siempre. Ellas son cómplices de maquiavélicas sonrisas que aparecen en los medios oficiales de comunicación anunciando una y otra guerra. Cómplices sanguijuelas que devoran a quien les confía su dinero con argucias financieras, mientras en nombre de la democracia, en otras partes del planeta, esquilman las riquezas de otros pueblos.
Muertes a causa de guerras inventadas por quién sabe qué designio divino. Guerras que no hacen más que enriquecer, a los que invaden, en nombre de la libertad. Muertes que benefician a quien fabrica las armas, que curiosamente, es también quien se inventa las guerras y el que vende las armas. Muertes que hacen crecer su producto interno bruto, PIB, mientras a su alrededor caen niños, mujeres, ancianos... por bombas inteligentes y amigas que llevan, según dicen, libertad.
Se burlan de todos nosotros con su libertad, libertad de robar, de saquear el petróleo y los minerales preciosos que poseen los pueblos que dicen liberar. En nombre de su libertad, privatizan la educación, la salud, y, la seguridad se vuelve también privada. Sólo el que paga tiene protección. Libertad no para vivir de la democracia, sino más bien libertad de explotación y de enriquecimientos cada vez más, ilícitos.
Mientras esto sucede, los mas cercanos al capital el imperialismo norteamericano y europeo, se cierran en banda y se hacen una piña alrededor de ese enriquecimiento ilícito como el que - en estos
momentos - están llevando a cabo, en Irak. “Gracias” al petróleo Irak, sangra, pero sangra color negro. Quienes se inventaron esa guerra son cómplices, lacayos de un beneficio in creccendo pero de muerte.
¿Qué debemos hacer para contra restar estas barbaridades? No quedarnos quietos, informándonos, leyendo con nuestro punto de vista lo que nos cuentan y hacer que otro mundo sea posible. Leer todo lo que nos dicen pero desde el punto de vista de los millones de pobres del planeta. Organizarnos, y tomar conciencia de que con tu mano y con mi mano haremos que esto realmente cambie. Este sistema neoliberal, donde prima la libertad del capital y en el que nos ha tocado vivir no es eterno, ni tiene porque ser el único.
También debemos de ser conscientes que nosotros, quienes no estamos a favor de estas injusticias podemos cambiarlo. Nosotros, sí, nosotros, tenemos nuestros valores que son mucho más humanos, solidarios y honestos que los de ellos. Ellos nos venden, egoísmo, mentiras e ilusiones donde el beneficio de una minoría, es lo que realmente cuenta. Pero nosotros, repito y aunque sea de Perogrullo, tenemos otros valores, los de ellos, no son los nuestros.