Siempre estuvo del lado de los marginados, de los pobres, de los más pequeños del país. Vivió las bienaventuranzas, a su manera, sin embargo los últimos tres años de su vida los vivió a la luz de una realidad social y económica que, igual que a Jesús, le obligo a tomar partido por los más pequeños.
Monseñor Romero.
Arzobispo de san salvador por solo tres años, pero fueron los suficientes como para dejar su impronta como sacerdote en la vida de todos los salvadoreños. Hasta la burguesía que siempre ha considerado a Romero como un “anti cristiano”, le sigue guardando un cierto temor a 34 años de su martirio.
La realidad salvadoreña no ha cambiado desde su martirio. La sociedad salvadoreña sigue siendo brutalmente clasista. La oligarquía, la burguesía y los nuevos pequeños burgueses siguen siendo los que dictan, en su mayoría de las veces, las “normas” que rigen la sociedad. Hoy como ayer sigue existiendo miseria aunque el fmln y Mauricio Funes en el gobierno, haya intentando tímidamente paliar la pobreza y la miseria de miles de salvadoreños.
Monseñor Romero nos ha dejado un sinfín de escritos de donde podemos seguir dando luz a la realidad social, política y económica del país. Tenemos sus escritos, sus homilías que nos sirven además de orientación y de termómetro para saber hasta qué punto, lo estamos haciendo bien. No hace falta ser un erudito para darnos cuenta que, todavía, queda mucho por hacer.
Arzobispo de san salvador por solo tres años, pero fueron los suficientes como para dejar su impronta como sacerdote en la vida de todos los salvadoreños. Hasta la burguesía que siempre ha considerado a Romero como un “anti cristiano”, le sigue guardando un cierto temor a 34 años de su martirio.
La realidad salvadoreña no ha cambiado desde su martirio. La sociedad salvadoreña sigue siendo brutalmente clasista. La oligarquía, la burguesía y los nuevos pequeños burgueses siguen siendo los que dictan, en su mayoría de las veces, las “normas” que rigen la sociedad. Hoy como ayer sigue existiendo miseria aunque el fmln y Mauricio Funes en el gobierno, haya intentando tímidamente paliar la pobreza y la miseria de miles de salvadoreños.
Monseñor Romero nos ha dejado un sinfín de escritos de donde podemos seguir dando luz a la realidad social, política y económica del país. Tenemos sus escritos, sus homilías que nos sirven además de orientación y de termómetro para saber hasta qué punto, lo estamos haciendo bien. No hace falta ser un erudito para darnos cuenta que, todavía, queda mucho por hacer.