A San Romero el mártir de América
La visión que tenemos de él, de Monseñor Romero, después de tantos años de su martirio es precisamente la de un Obispo mártir y no es tan difícil llegar a esa conclusión por muy conservador que se sea. Hay muchos puntos de vista desde donde podemos ver la figura del obispo mártir. Hay un punto de vista que prefiero, si no hacerlo mío, si, al menos, considerarlo como tal, y es el punto de vista de los pobres, de los marginados, de los excluidos, de "los siempre sospechosos de todo", como diría el poeta, y, si se prefiere otro matiz, con el que más me identifico, el dialéctico, el punto de vista de clase, sí, pero, de las clases populares y en ellas entran todos los estratos sociales empobrecidos del que está compuesta la sociedad salvadoreña..., los que no cuentan para un sistema capitalista neoliberal que es el mismo que había en el momento en el que le tocó vivir a Monseñor Romero, y, que sigue siendo injusto hoy, como hace 35 años..., desde ese punto de vista es mi reflexión sobre el San Romero de América a 35 años de su desaparición física.
Y, a estas alturas de la historia no debemos ni podemos dispersar el pensamiento y el compromiso de Monseñor Romero ya que hay muchos prismas desde donde enfocar la figura del profeta y mártir, una de ellas, y que en este momento está en los medios, es el de la jerarquía, fue este punto de vista el que, precisamente, le negó, lo que el pueblo desde su presencia física y desaparición le otorgó, San Romero de América..., ahora, sin embargo, la jerarquía, con esto, se lo quiere apropiar, si es que no lo ha hecho ya, hacerlo significará encerrarlo en las iglesias. Hacerlo suyo significa, hasta cierto punto, limitarlo, ya que si lo siente y lo hace suyo(que es lo que va a pasar) será de ella y no del pueblo..., lo veremos encasillado; dicho de otra manera, lo que la iglesia está haciendo, queriendo o no, es, quitarle al pueblo un mártir obispo que les pertenece, y les guste o no a la jerarquía.
La visión que tenemos de él, de Monseñor Romero, después de tantos años de su martirio es precisamente la de un Obispo mártir y no es tan difícil llegar a esa conclusión por muy conservador que se sea. Hay muchos puntos de vista desde donde podemos ver la figura del obispo mártir. Hay un punto de vista que prefiero, si no hacerlo mío, si, al menos, considerarlo como tal, y es el punto de vista de los pobres, de los marginados, de los excluidos, de "los siempre sospechosos de todo", como diría el poeta, y, si se prefiere otro matiz, con el que más me identifico, el dialéctico, el punto de vista de clase, sí, pero, de las clases populares y en ellas entran todos los estratos sociales empobrecidos del que está compuesta la sociedad salvadoreña..., los que no cuentan para un sistema capitalista neoliberal que es el mismo que había en el momento en el que le tocó vivir a Monseñor Romero, y, que sigue siendo injusto hoy, como hace 35 años..., desde ese punto de vista es mi reflexión sobre el San Romero de América a 35 años de su desaparición física.
Y, a estas alturas de la historia no debemos ni podemos dispersar el pensamiento y el compromiso de Monseñor Romero ya que hay muchos prismas desde donde enfocar la figura del profeta y mártir, una de ellas, y que en este momento está en los medios, es el de la jerarquía, fue este punto de vista el que, precisamente, le negó, lo que el pueblo desde su presencia física y desaparición le otorgó, San Romero de América..., ahora, sin embargo, la jerarquía, con esto, se lo quiere apropiar, si es que no lo ha hecho ya, hacerlo significará encerrarlo en las iglesias. Hacerlo suyo significa, hasta cierto punto, limitarlo, ya que si lo siente y lo hace suyo(que es lo que va a pasar) será de ella y no del pueblo..., lo veremos encasillado; dicho de otra manera, lo que la iglesia está haciendo, queriendo o no, es, quitarle al pueblo un mártir obispo que les pertenece, y les guste o no a la jerarquía.