12 de
octubre.
La fiesta de los asesinos.
Al margen de parecer repetitivo y cansino
cada vez que se acerca esta fecha, si recordar el genocidio supone para unos
una fiesta nacional, para millones supone una humillación recordarles que, con
la llegada de ellos..., murieron millones..., para unos pues, es una fiesta y
para millones un genocidio. Celebrar millones de asesinatos, genocidio es pues,
demente.
Es necesario reflexionar todos los días
sobre lo que realmente pasó con la llegada de los de este lado del charco
atierras de lo que se dio en llamar nuevo continente. Es necesario,
reflexionar, ya que sin esa memoria colectiva el relato que se ha impuesto
seguirá siendo legitimado con el silencio de esos millones de herederos de las
víctimas, de ahí que la necesidad de la memoria y del relato de millones de
indígenas, debe de hacerse presente en el día a día, solo así será posible que
no hagan la ceremonia y el ritual de quienes consideran al asesino y a los
verdugos, héroes.
Para unos se habrá escrito mucho sobre lo
que hicieron, para millones , no, creemos que por más que se escriba sobre los
sucesos transcurridos hace ya cientos de años, se quedarán cortos y nosotros
nos quedaremos corto en nuestras respuestas, y nunca podremos reflejar lo
trágico que fue para nuestros antepasados.