por Manuel F. Trillo
Apenas ha comenzado el año 2008 y como si fuera una maldición ya ingresa en urgencias del Hospital de Donostia un joven a las quince horas de ser detenido por la Guardia Civil. El parte médico de ingreso es desolador, pues además de rotura de una costilla, aparecen otras lesiones de importancia como la rotura de tejido pulmonar. La causa es la de siempre: se ha resistido. Exactamente, se ha resistido, porque en el lenguaje policial callarse es resistirse, no decir aquello que pretenden que digas es resistirse, no delatar es resistirse. Como antaño, hogaño se tortura adecuadamente para que el “culpable” –pues lo es desde que es detenido, propio de una mente policial estrecha y mínima- “cante la parrala”, aunque no se la sepa.
Aún admitiendo que el detenido sea “Jack el destripador” no se puede torturar. Tampoco en la España de Zapatero, de Rajoy, de Llamazares, y del “calladito” Anasagasti (no condena las torturas en las comisarías de su amada Euskadi, se calla, ¿será que otorga?). La legislación interna e internacional obligan al Estado español a respetar los derechos humanos, y a que nadie sea humillado, vejado, o torturado. ¿Es así? Zapatero, ¡es así! Entonces, ¿qué hacen los detenidos en las UCI de los hospitales? Unos se mueren por sobredosis de coca cuando han sido apaleados (caso de Martínez Galdeano en Almería), otros se caen por las escaleras o se tiran por las ventanas, otros se resisten en la detención. Pero lo cierto es que hay demasiada “sal en la herida”. Ahora hay un ciudadano vasco- Igor Portu- en la “Unidad de Cuidados Intensivos” de un hospital y todo apunta a que las lesiones que padece fueron producidas por guardias, con posterioridad a la detención. En el lenguaje policial hay una expresión terrible: “hay que doblarlo”, parece que no iba doblado en el momento del registro, así lo aseguran sus familiares como testigos, para que dos horas más tarde ingresara en urgencias, en ese momento “ya doblado” del todo.
Zapatero, contesta: ¿diriges un estado torturador? (veáse Informe de Amnistía Internacional 2007, así encontraréis la respuesta). Por otro lado en un cuartel de la guardia civil en Castellón un delincuente de poca monta (ladrón de vehículos) de 29 años de edad ha muerto en el calabozo. Pero, ¡qué está pasando! Alguien se ha vuelto tan loco como Sonajero Bono, que anda por el suelo patrio dando explicaciones de lo dicho hace días, sobre quiénes han de ser las víctimas. Qué podredumbre intelectual hay entre los profesionales de la política.
De qué sirven las sesudas conclusiones de los demócratas de medio pelo sobre el Estado de Derecho cuando se tortura en las comisarías y cuartelillos de la guardia civil. De qué sirven esas ansias de votar de quienes a la vez ponen una vela a dios y otra al diablo (juegan el juego democrático con el estúpido lema: hay que votar a cualquier precio). Votad, malditos, y así limpiáis vuestras conciencias de todo aquello que os empuerca. Sé de alguna ultraizquierdista “luxemburguista” que es capaz de entregar su alma por un voto en las urnas, aunque sea para decir que no quiere lo que vota. Es la imagen misma de la estupidez y del cretinismo político. Pero ahí está ésa, y otras cuantas más, inútiles, que nunca alcanzarán el edén que sueñan, pues nada se ha ventilado en la Historia si no ha sido actuando contra la violencia que ejercen los detentadores del poder, sea el tiempo que sea.
Seguir leyendo en InSurgente ¿quién será el próximo?
Entrevista a Theo Van Boven, ex relator de las Naciones Unidas contra la Tortura, en kaos en la red.
Amnistía internacional, informe.
Apenas ha comenzado el año 2008 y como si fuera una maldición ya ingresa en urgencias del Hospital de Donostia un joven a las quince horas de ser detenido por la Guardia Civil. El parte médico de ingreso es desolador, pues además de rotura de una costilla, aparecen otras lesiones de importancia como la rotura de tejido pulmonar. La causa es la de siempre: se ha resistido. Exactamente, se ha resistido, porque en el lenguaje policial callarse es resistirse, no decir aquello que pretenden que digas es resistirse, no delatar es resistirse. Como antaño, hogaño se tortura adecuadamente para que el “culpable” –pues lo es desde que es detenido, propio de una mente policial estrecha y mínima- “cante la parrala”, aunque no se la sepa.
Aún admitiendo que el detenido sea “Jack el destripador” no se puede torturar. Tampoco en la España de Zapatero, de Rajoy, de Llamazares, y del “calladito” Anasagasti (no condena las torturas en las comisarías de su amada Euskadi, se calla, ¿será que otorga?). La legislación interna e internacional obligan al Estado español a respetar los derechos humanos, y a que nadie sea humillado, vejado, o torturado. ¿Es así? Zapatero, ¡es así! Entonces, ¿qué hacen los detenidos en las UCI de los hospitales? Unos se mueren por sobredosis de coca cuando han sido apaleados (caso de Martínez Galdeano en Almería), otros se caen por las escaleras o se tiran por las ventanas, otros se resisten en la detención. Pero lo cierto es que hay demasiada “sal en la herida”. Ahora hay un ciudadano vasco- Igor Portu- en la “Unidad de Cuidados Intensivos” de un hospital y todo apunta a que las lesiones que padece fueron producidas por guardias, con posterioridad a la detención. En el lenguaje policial hay una expresión terrible: “hay que doblarlo”, parece que no iba doblado en el momento del registro, así lo aseguran sus familiares como testigos, para que dos horas más tarde ingresara en urgencias, en ese momento “ya doblado” del todo.
Zapatero, contesta: ¿diriges un estado torturador? (veáse Informe de Amnistía Internacional 2007, así encontraréis la respuesta). Por otro lado en un cuartel de la guardia civil en Castellón un delincuente de poca monta (ladrón de vehículos) de 29 años de edad ha muerto en el calabozo. Pero, ¡qué está pasando! Alguien se ha vuelto tan loco como Sonajero Bono, que anda por el suelo patrio dando explicaciones de lo dicho hace días, sobre quiénes han de ser las víctimas. Qué podredumbre intelectual hay entre los profesionales de la política.
De qué sirven las sesudas conclusiones de los demócratas de medio pelo sobre el Estado de Derecho cuando se tortura en las comisarías y cuartelillos de la guardia civil. De qué sirven esas ansias de votar de quienes a la vez ponen una vela a dios y otra al diablo (juegan el juego democrático con el estúpido lema: hay que votar a cualquier precio). Votad, malditos, y así limpiáis vuestras conciencias de todo aquello que os empuerca. Sé de alguna ultraizquierdista “luxemburguista” que es capaz de entregar su alma por un voto en las urnas, aunque sea para decir que no quiere lo que vota. Es la imagen misma de la estupidez y del cretinismo político. Pero ahí está ésa, y otras cuantas más, inútiles, que nunca alcanzarán el edén que sueñan, pues nada se ha ventilado en la Historia si no ha sido actuando contra la violencia que ejercen los detentadores del poder, sea el tiempo que sea.
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Amnistía internacional, informe.
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