Tibet:¿Verdadero o falso?
michelcollon.info
El objetivo de este « media-test » no es chocar o crear un escándalo. Todas las posturas son respetables. Nuestro objetivo es que cada uno pueda plantearse a sí mismo una cuestión esencial: « ¿Mis convicciones se basan en informaciones fiables? » « ¿Se ha tratado de manipular la opinión pública sobre algunas asuntos críticos? »
¿Cómo ser un buen juez? Significa escuchar con atención las distintas posiciones, tratar de dejar sus prejuicios de lado, comprobar la fiabilidad de cada prueba, documento o testimonio. ¿No debería estar todo lector o espectador de los medios de comunicación interesado en aplicar este método?
1. «ANTES DE LA INVASIÓN DE CHINA, EL PUEBLO TIBETANO VIVÍA EN ARMONÍA CON LOS MONJES Y LOS SEÑORES FEUDALES EN UN ORDEN SOCIAL INSPIRADO POR LAS ENSEÑANAZAS RELIGIOSAS»
FALSO. La doctrina religiosa imponía la superioridad del rico señor y la inferioridad del campesino miserable, del monje inferior, del esclavo y de la mujer. Se presentaba este orden como el resultado ineludible de la sucesión kármica, producto de las virtudes y los vicios de sus vidas pasadas.
En realidad, esta ideología justificaba un orden de clases feudal: los siervos debían trabajar las tierras del señor o del monasterio de forma gratuita y durante toda su vida. Cualquier acto era un pretexto para imponer elevados impuestos: matrimonio, defunciones, nacimientos, fiestas religiosas, la posesión de un animal, plantar un árbol, el baile o incluso para entrar o salir de prisión. Estas deudas podían traspasarse de padre a hijo e incluso a las generaciones siguientes, y si no conseguían pagarlo, los deudores se veían reducidos a la condición de esclavos.
Los fugitivos y los ladrones eran perseguidos por un pequeño ejército profesional. Sus penas predilectas: arrancar la lengua o un ojo, seccionar el tendón de la rodilla, etc. Todas estas torturas quedaron prohibidas en 1951 mediante la aplicación de las reformas provenientes de Pekín.
FALSO. La doctrina religiosa imponía la superioridad del rico señor y la inferioridad del campesino miserable, del monje inferior, del esclavo y de la mujer. Se presentaba este orden como el resultado ineludible de la sucesión kármica, producto de las virtudes y los vicios de sus vidas pasadas.
En realidad, esta ideología justificaba un orden de clases feudal: los siervos debían trabajar las tierras del señor o del monasterio de forma gratuita y durante toda su vida. Cualquier acto era un pretexto para imponer elevados impuestos: matrimonio, defunciones, nacimientos, fiestas religiosas, la posesión de un animal, plantar un árbol, el baile o incluso para entrar o salir de prisión. Estas deudas podían traspasarse de padre a hijo e incluso a las generaciones siguientes, y si no conseguían pagarlo, los deudores se veían reducidos a la condición de esclavos.
Los fugitivos y los ladrones eran perseguidos por un pequeño ejército profesional. Sus penas predilectas: arrancar la lengua o un ojo, seccionar el tendón de la rodilla, etc. Todas estas torturas quedaron prohibidas en 1951 mediante la aplicación de las reformas provenientes de Pekín.
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3 comentarios:
Yo quisiera saber lo que piensa y dice el pueblo tibetano.
el pueblo no tiene opiniones homogéneas nunca... nihil...
investiguemos...
vayamos al Tibet...
¿nos llevás Txanba? te acompañamos, dale... investiguemos qué piensa el pueblo tibetano...
www.lisa.bligoo.com
sea como fuere, no se puede alegar que estar bajo el control de una fuerza imperialista -China- es mejor que lo que tenían, ni viceversa, dicho sea.
Por lo demás, el Dalai Lama se ha descrito como "mitad budista, mitad marxista", declaración que -sorprendentemente- no ha hecho eco en la prensa...
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