El problema no lo tiene la izquierda abertzale ni el pueblo vasco con el pueblo español. El problema lo tienen aquellos herederos del franquismo que cimientan su poder en lo que Franco hizo durante la dictadura y después de ésta. Franco mucho antes quiso dejar muy claro a los vascos que si no se sometían al yugo imperial español, pagarían las consecuencias, y así lo hizo, mandó a bombardear el corazón de este pueblo, Gernika. Indirectamente ese fue también un mensaje para las demás naciones que están en la península, catalanes, gallegos, etc. después se encargaría de fusilar y asesinar a miles de aquellos que lo lucharon por defender la república.
Él dejó muy bien atado todo lo que se construyó durante la dictadura. Son ellos, pues, esos, los herederos del franquismo los que tienen el problema. Y en esa problemática arrastran a toda una sociedad que se adentra en el día a día para salir adelante. Es más, ese estado, se encarga de que la inmensa mayoría de esas sociedad no tengan ni el más mínimo aliento para cuestionar sus políticas.
En la cuestión vasca vemos a los dos partidos de ámbito nacional español que la subjetividad imperial que subyace - gracias al bigotito - es la que mueve la rancia y atrofiada identidad de quiénes al no tener argumentos históricos ni empíricos como nación, repliegan todo su fuelle con ínfulas de nación, con leyes que se inventan, para hacer que ese imperio moribundo se imponga como lo saben hacer, con mentiras y calumnias, y, como hay un pueblo que no se siente como tal, vienen, los herederos franquistas de esa España pátina y arremeten con su demagogia imperial.
Lo curioso de todo esto es que cuando se le pregunta qué es eso, de lo que significa el ser “español” no saben qué decir, y responden a quienes en la práctica sí saben quiénes son, porque tienen historia, lengua, identidad y cultura, responden – insisto - como lo saben hacer, con represión.
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