La renuncia, dimisión del Papa y la Teología de la Liberación.
La renuncia al papado de Benedicto XVI ha pillado a todos por sorpresa. Nadie la espera y menos a una agrego yo, los más cercanos a él. Todos los medios y expertos desde fuera de la iglesia han escrito ya un sinfín de especulaciones, sutiles elogios y alabanzas al todavía pontífice por su decisión.
Los más conservadores argumentan que lo hace porque es un gran hombre y demuestra con su renuncia la humanidad y la sencillez que posee a pesar de su privilegiado y de sus amplísimos conocimientos sobre teología. Otros, por el contrario, arguyen que la renuncia se debe a la lucha interna que hay en la jerarquía. Sin embargo la inmensa mayoría de católicos que desconocen e ignoran esas luchas internas, ven en su dimisión, la despedida de un "santo padre".
Al margen de alharacas y panegíricos que se escuchan a diario, huelga recordar que las circunstancias sociales, económicas y políticas dentro y fuera del Vaticano, da igual quien sea el papa. Las luchas internas que subyacen por el control de unos de los estados más pequeños del mundo, desconocido por la inmensa mayoría de las personas. Al igual que en los imperios, grandes o pequeños, en la jerarquía católica (vocablo de origen imperial), también hay quienes dominan y controlan a los súbditos.
La mayoría del Colegio cardenalicio sigue la línea ya impuesta por el anterior Papa Juan Pablo II que junto al Cardenal Ratzinger hoy Benedicto XVI, se encargaron de realizar durante más de 30 años, toda una urdimbre hermenéutica clásica conservadora, aislando y anatematizando, con métodos poco cristianos, a todo aquel teólog@, cura, religios@ y laic@s que no compartiera su espíritu conservador como auténticos inquisidores.
También es sabido que tanto el anterior como el actual Papa se han rodeado de una pléyade de miembros del opus y otras corrientes conservadoras a fines (Carismáticos, Focolares, Comunión y liberación, Kikos, legionarios de Cristo...). Entre todos ellos han acallado aquel teólog@, cura, religios@, laic@ que hablara y apostara por continuar con el legado del Concilio Vaticano II que fue, no lo olvidemos, el que abrió las puertas y ventanas vaticanas para que la brisa de las realidades sociales del mundo entrara a dar aires nuevos a la jerarquía de la iglesia y a ella misma. Víctimas de estos "líderes vaticanistas" son los teóricos, creadores y militantes de la Teología de la Liberación.
La renuncia de Benedicto XVI no va a cambiar en nada la roto tus que en tesoros momentos mantienen las élites conservadoras de la iglesia respecto a esta Teología que, para ellos, es marxismo denominado teología. El problema, según ellos, estriba en que la TL utiliza el materialismo histórico como método para una hermenéutica teológica pegada a la realidad económica, política y social. El delito de la TL es poner en el centro de esa interpretación teológica a los pobres. Insisten en que la opción que hizo el Jesús histórico por los más pobres de su tiempo no es la que debería de hacer la actual iglesia. Con la opción de la TL obviamente se estaría volviendo a los valores de las primeras comunidades cristianas, y, sin embargo, la objeción que hace esta jerarquía es que con tal opción de tomar partido. La Teología de la Liberación toma partido, y yo con ella, al denunciar al capitalismo neoliberal como el medio paradigmático de explotación del pobre.
La TL contempla el término "pobre" no sólo desde un punto de vista económico, que también lo hace, si no que en esa categoría teológica entran todos los excluidos por este sistema capitalista neoliberal: los indios, lo negros, la mujer indígena... Y es que la TL pone todo su énfasis como preferencial en los pobres y marginados, enfrentándose a todo tipo de poder fáctico.
La TL considera que tanto el Dios Judío del Antigua Testamento como Jesús el Galileo en el Nuevo Testamento, optaron por los pobres y oprimidos. El primero, Dios-Yavé, con la liberación de los israelitas optó por los oprimidos y no por el faraón. Y en el Jesús histórico se ve cómo esa opción queda reflejada cuando en la parábola del juicio final al ser juzgados los hombres no se les preguntará por cuanto rezaron en sino más bien por cuanto hicieron en pro de sus semejantes: “dar de comer al hambriento, vestir al desnudo (...) estuve sediento y me diste de beber, estuve en la cárcel y me visitaste,...".
La situaciones, pues, son antagónicanicamente opuestas en este momento. Viendo cómo y con quién está la actual jerarquía de la iglesia se pude deducir al margen de quien salga elegido, la opción ganadora de la iglesia seguirá siendo la de mantener el estatus quo de las oligarquías y burguesías tanto a nivel mundial como las de cada país o región.
Y es que con el Papa que se va como el Papa que venga, la iglesia seguirá inmersa en su lucha interna por unos intereses mezquinos más que religiosos teológicos, solidarios, etc. Hay dos maneras de ser iglesia: una la que va de la mano con el status quo actual, conservadores, y la otra, la que propone aquellos que defienden - y hacen - Teología de la Liberación.
Y es que, ellos, los teólogos de la liberación, seguirán insistiendo y resistiendo junto a los pobres y marginados del planeta, por más que la jerarquía actual - como la que venga - se encargue de prohibir, ocultar y reprimir, esa propuesta teológica, de allí mi "vademécum" particular se resista a seguir en mi pequeña biblioteca de donde extraigo las siguientes citas:
“Me atrevo a decir que no importa que la Teología de la Liberación muera, en tanto que no sigan muriendo los pobres, pero que mientras haya pobres, habrá teología de la liberación”. Pablo Richard
“La pobreza entendida como opresión revela muchos rostros: el de los indígenas que desde su sabiduría ancestral concibieron una fecunda teología de la liberación indígena; la teología negra de la liberación que resiente las marcas dolorosas dejadas en las naciones que fueron esclavistas; el de las mujeres sometidas desde la era neolítica a la dominación patriarcal; la de los obreros utilizados como combustible de la maquinaria productiva. A cada opresión concreta corresponde una liberación concreta”. Leonardo Boff.
“El punto de partida de la Teología de la Liberación es la experiencia humana que, ante el atroz espectáculo de la maldad humana, que pone a la mayoría de la humanidad a la orilla de la muerte y de la desesperación, se rebela y busca corregirla. Y la experiencia cristiana que, basada en la misma realidad, ve, desde el Dios cristiano revelado en Jesús, que esa atroz situación de maldad e injusticia es la negación misma de la salvación anunciada y prometida por Jesús, una situación que ha hecho, de lo que debiera ser reino de gracia, reino de pecado” Ignacio Ellacuría (Teólogo mártir por la liberación del pueblo, Nueva Utopía, 1990, pp.153-154).
No hay comentarios:
Publicar un comentario