Podría
escribir tantas cosas este día.
Escribir
groserías literarias sobre tanta esquirla que, incrustadas, siguen sin que nada
ni nadie se atreva a sacarlas, y las palabras sólo hacen que, al leerlas, nos
recuerden que, el tiempo y su historia siguen allí, intactas.
Sin
embargo esta fecha a muchos no les dice nada. A mi sí, y heme aquí intentando
dejar algo que me cubra las espaldas, o, dejar algo que, me haga resarcir mi
impronta cobardía, no fui capaz de seguir ese camino necesario que ahora me
parece más una alegoría que una realidad.
Podría
decir tantas cosas este día…, y estoy seguro de que si escribo frases sin sentido,
imaginando procesos indecisos, indefinidos quizás, coyunturas improbables, y
triunfos que sólo vemos ese cénit imaginario que sigue siendo el mío, seguramente más de alguno las entendería.
Sin
embargo, lo que no sé, y eso me encoge el corazón es que si digo las verdad,
esa verdad iracunda que se esconde en la historia, esa verdad inasible que se
quedó en algún rincón de una casa en Nicaragua, Marcial murió allí sí eso es
historia, y eso, todos o no lo sabemos. Todo lo suyo se quedó en un silencio tal que ahora,
ese silencio, ensordece la memoria de quienes sí saben lo que pasó. Yo también.
La
historia está allí silente y parece que cada año que pasa, eso que pasó y que ahora me aconseja escribir,
solamente escribir, sigue allí. En la historia sólo necesitas escarbar un
poquito para ver surgir, la verdad, emerger fuerte y sobre todo, cierta. El
suicidio-asesinato de Marcial nos sigue
recordando que queda mucha por saber. Marcial, diríamos muy pocos, tenía
razón, y vaya que sí la tenía. Heme aquí escribiendo algo que sólo se quedará
en eso en una palabras o en unas frases que nos recordarán que hoy, 12 de
abril, sigue siendo una fecha casi impronunciable... Marcial, tenías razón y
ahora parece que todo tiene sentido. En tu aniversario, Salvador Cayetano
Carpio, Comandante Marcial, sigue siendo más cierta y necesaria tu presencia.
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