lunes, 23 de marzo de 2009

Monseñor Romero, Mártir de América.


Monseñor Romero.

Se van a cumplir 29 años del asesinato de Monseñor Romero, el asesinato fue obra de un francotirador, y, fue financiado por la burguesía salvadoreña y los norteamericanos. Decir esto es fácil explicarlo es un poco complicado, pero lo intentaré. Muchas veces se me ha criticado porque soy claro al señalarlos como responsables “in-directos” del magnicidio. Mi explicación es sencilla, se dice que fueron los escuadrones de la muerte los que terminaron con la vida de monseñor Romero. Quien ordenó que lo asesinaran fue precisamente el fundador de ARENA, el partido de la extrema derecha que acaba de perder las elecciones en el salvador, sí, en él recae la responsabilidad del asesinato de Romero. Empero no solamente eso, sino que también es uno de fundadores de los escuadrones de la muerte en el país, que además, eran – ¿y son? - financiados por los gringos. La responsabilidad de Roberto D’buisson aparece también en el informe de la comisión de la verdad que se creó a raíz de los acuerdos de paz, firmados por el Gobierno y el FMLN.

Pero ¿qué le llevo a la burguesía salvadoreña, y a los gringos querer acabar con la vida del arzobispo Romero? Monseñor Romero fue nombrado arzobispo de San Salvador en febrero de 1977, él era un obispo conservador, amigo de la burguesía, cercano – y mucho – a los planteamientos teológicos del opus dei, en otras palabras un era cura tradicional. Su nombramiento se debió a que él era amigos de la oligarquía del país.

Un mes después de su nombramiento acontece un hecho trágico para él, que, como persona y obispo, le afectará, y mucho. El 12 de Marzo de 1977 es asesinado el Jesuita Rutilio Grande, con él asesinan también a un niño y a un anciano de la comunidad. Los hechos ocurren en una emboscada cuando se dirigían a la parroquia del pueblo donde Rutilio trabajaba. Sacerdotes que acudieron con Monseñor Romero al pueblo para acompañar a familiares de las víctimas y al Padre Rutilio comentan, que, cuando iban en procesión hacia la iglesia; campesinos, sacerdotes, monjas, catequistas etc. son rodeados por el ejército y a punta de fusiles, les dicen que no van a pasar. Todos, se quedaron sin saber qué hacer, quietos. En ese momento se oyó una voz de entre los curas que dijo “sigamos adelante, que no nos van hacer nada”, era Monseñor Romero el que hablaba. Rutilio Grande fue un amigo de Romero, que a pesar de sus diferencias ideológicas, coincidían en el fondo, pero no en la práctica sobre el deber de la iglesia con respecto a la evangelización, alfabetización y de la concientización que lo campesinos debían de tomar para cambiar las estructuras injustas del país. Si bien Rutilio era más cercana a la teología de la liberación, Romero, prefería tener sus reservas con dicha teología y seguir con sus círculos de estudio sobre la Biblia con las familias de la clase dominante del país.

Es a partir de la muerte de Rutilio Grande que Romero empieza a hacer una reflexión teológica diferente. Hace su aparición en sus argumentos teológicos y sin proponérselo, la teología de la liberación. De esa manera comienza en sus homilías a denunciar las torturas, los asesinatos, las desapariciones. Cambia de escenario, ya no va a los barrios ricos. Va donde la gente más sencilla, la más pobre. Se solidariza con ellos. Se confunde con ellos, participa de sus fiestas, camina en veredas, visitas chabolas, vive la experiencia de los marginados. Comparte las vicisitudes de los pobres con la monjas que trabajaban en los barrios pobres de la capital, en los suburbios etc. Escucha a los campesinos, y a sus organizaciones populares. Y en ese con-partir con su pueblo. En ese escuchar a su pueblo. En ese con-vivir con su pueblo…, él y sin que lo pretenda, lleva a la praxis la teología de la liberación. Romero da un giro de 360 grados y la burguesía empieza a distanciarse de él, le insultan, le calumnian y le endilgan toda clase de epítetos. Mientras los escuadrones de la muerte incrementan la represión, ya no sólo con el pueblo organizado, también con la Iglesia, asesinan a catequistas. En tres años, mataron a seis curas y tres religiosas gringas.

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1 comentario:

Patricia M. Sartor dijo...

la historia de Romero es una historia que muestra que era un hombre con dignidad y capacidad de reconocer cuando algo no se conoce bien...
tal vez él no conocía bien la situación del pueblo salvadoreño desde adentro de su mundo religioso...

esta mañana un amigo que tiene un programa en Radio Mundial YVKE de Venezuela los días lunes, lo recordó diciendo:

"Mañana 24 de marzo se conmemoran 29 años del asesinato de Mons. Romero, por manos de ese movimiento que gobernó 20 años a El Salvador, ARENA fundado por D'Buisson que es quien ordenó matar a Romero. El es mártir de América Latina, Salvador sigues dando noticia en este mes de marzo, ojalá que este pulgarcito pueda salir adelante con un aliento de esperanza. Que Romero que luchó y veló por ese pueblo ilumine a nuestra América Nativa."

Romero vive en cada uno de los salvadoreños, hoy más que nunca, Txanba...