Se habla de que el Gobierno canario no puede con permítanme la expresión «la avalancha» de inmigrantes que llegan en pateras, cayucos... a las Islas. El Gobierno canario pide al español más ayudas para frenar la avalancha. Y el Gobierno español pide a Europa más ayuda, y Europa promete ayuda; porque el tema de la inmigración, como dicen ellos, nos compete a todos.
Mientras tanto, el Gobierno español remite a las ONGs a ciertos migrantes y éstas, claro está, reciben ayudas-migajas del Gobierno español, pero reciben y atienden, asisten a los desfallecidos inmigrantes. El dinero público, aún siendo poco, las ONGs con su labor, su esmero y desinterés parchean una realidad que le compete al Estado subsanar. Y ellas cumplen con mística solidaria los requisitos para garantizar que aquél a quien atienden recibe la limosna que les ofrece el Estado, pero sólo durante tres meses, y luego a los que han podido entrar se les abandona en las calles de cualquier ciudad y a buscarse la vida como buen migrante sin documentos que es. Así la gente los ve a los pobrecitos deambular buscando trabajo o, si no, mendigando. O para que otro ínclito y anónimo caritativo se compadezca y le asista. La sociedad siempre dispuesta a socorrer al desvalido. Y ahí, en la realidad más oscura, como por arte divina, la Iglesia que no les abandona, les asiste, les atiende, porque si no lo hace ella, el Estado y las ONGs simplemente les abandonan.
El tema da para mucho. Se puede hablar desde muchos puntos de vista; el económico, el cultural, el social y político, etc. Se puede hablar en el bar con amigos, y curiosamente en las conversaciones siempre quien tiene la culpa de todo es, precisamente, el migrante. El foráneo, el inmigrante que llega a nuestro país a quitarnos los puestos de trabajo... y se oyen los tópicos y los mismos comentarios que se hacían con los gitanos. «Ellos reciben ayudas, ¿y nosotros qué? Nada». «¿Y mi hijo que no trabaja, qué?». «A ellos, a los inmigrantes, les dan hasta vivienda...».
Nunca tenemos la culpa nosotros, pudiendo cambiar gobiernos que están llevando políticas que benefician a las corporaciones, a las empresas, a las transnacionales en vez de políticas que eviten que tantas personas tengan que huir de su tierra a buscarse una mejor vida que la que les ofrece su propio país, gobiernos como los de Bush y sus secuaces, y entiéndase por secuaces tanto a la Unión Europea como a los gobiernos títeres de los países del Sur, porque son ellos los que cumplen a pies juntillas lo que les dictan el Banco Mundial y el FMI. Y todos sabemos a estas alturas quien da las órdenes... Gringolandia, su Gobierno y sus políticas represivas en el mundo. Este es el quid de la cuestión. El neoliberalismo es el verdadero responsable de que hoy en día las migraciones en el mundo sean mayores que otros años.
Para finalizar sólo queda argüir lo de siempre, el tema de reflexión que más de una vez ha salido entre amigos después de una jornada laboral cansina, tomándonos un café: Para mantener nuestro nivel de vida se necesita establecer unas relaciones profundamente antagónicas con los países más atrasados tecnológicamente y ricos en materias primas. A esos países se les mantiene en el subdesarrollo, el cual aparece como otra cara del desarrollo. El subdesarrollo surge como un desarrollo dependiente y asociado al desarrollo de los países ricos.
El sujeto histórico serían, los pueblos del Sur, que deben adquirir y elaborar una conciencia de su situación de oprimido, organizarse y articular una serie de prácticas que tengan como objeto el logro de una sociedad alternativa menos dependiente e injusta.
Mientras unos terminan de dar los últimos sorbos al café, Patxi suelta un eructo al terminar su cerveza y Mikel le echa la mirada a una cubana que pasa al lado de donde nosotros acabamos de arreglar, en el bar, el mundo. Y mañana será otro día, hay que currar, y siguen llegando pateras, pero habrá que dejar el tema para otro día, si sale.
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