martes, 27 de marzo de 2007

La lucha revolucionaria salvadoreña.


Salvador Cayetano Carpio y Mons. Romero.

Esta por cumplirse un aniversario más de la muerte de Salvador Cayetano Carpio dirigente revolucionario salvadoreño. Este aniversario como el de miles de personas que dieron su vida por cambiar las estructuras injustas en el salvador, pasan desapercibidos. Son miles los que entregaron su vida por una de las causas mas dignas del ser humano, la solidaridad, y la sororidad.

En el mes de Marzo murió acribillado oficiando una misa Monseñor Romero. El 12 de Abril de 1983, muere en un suicidio-asesinato Salvador Cayetano Carpio, conocido en el movimiento revolucionario salvadoreño como comandante Marcial.

La historia demuestra que debemos de seguir insistiendo en convencer a los que no lo están, de que hay otras alternativas sociales a este neoliberalismo que se les impone a los países del Sur por el imperialismo y todas sus siniestras multinacionales. En el devenir de la historia siempre ha habido líderes carismáticos que se entregan a una causa justa y luchan; Lenin en Rusia, Mao en China, Ho chi Mihn en Vietnam, Fidel en cuba, en el Salvador: Cayetano Carpio y Mons. Romero. Esta es una breve reseña de la conjunción en la historia de ambos.

Recientemente hice un artículo donde recordaba a monseñor romero. Aunque de forma escueta intente plasmar lo que hacía antes de su “conversión” y después de ella. Su trayectoria como sacerdote y de cómo se vio inmerso en la vida política; las constantes amenazas a la le sometieron los escuadrones de la muerte y la derecha del país, que al fin al cabo son los mismos. Lo hice además consciente de que se celebraba el aniversario de su asesinato. Hable solamente de él y de su compromiso desde el punto de vista cristiano, porque lo era... también de cómo influyó en miles de salvadoreños. Pero sobre todo quise plasmar la capacidad de convocatoria que tenía y de cómo su influjo llegó con mucha más facilidad a la gente más humilde del país; a los obreros, campesinos, mujeres, niños, ancianos, en toda esa urdimbre social de América latina. También influyó en el qué hacer teológico dentro de un segmento importante de la jerarquía católica del país y del continente; curas, obispos, religios@s. También su influjo llegó a la política, pero llegaba especialmente a las masas populares y su poder de denuncia era aplaudida por miles de anónimos que se acercaban a oírle, por eso lo asesinaron. Todo lo que en su tiempo hizo y dijo se siguen teniendo en cuenta en todos estos sectores, su frases denunciando o anunciando algo se citan de continuo... personas que siguieron por los mismos derroteros de él han sido también asesinadas.

Dentro de las reflexiones cercanas a la teología de la liberación se pueden escuchar de cómo Dios puso en el momento propicio a Mons. Romero; mientras que los marxistas hablamos de que es la misma historia y su devenir la que determina el momento y al personaje que puede o no transformarla. Y hacer que un movimiento social de las características de entonces fuesen capaces de darle fuerza política e ideológica. Es cierto, también, que a la lucha de los movimientos populares se apuntaron curas salvadoreños, aquellos, que se involucraron en la alfabetización de los campesinos.

Este movimiento alfabetizador va a ser un factor más, uno de los mas importantes, y será un motor para que miles de personas tomaran conciencia. Ellos llegaron a un amplio sector del campesinado salvadoreño y el acercamiento de éstos, a las letras, les llevó a tomar conciencia de clase y creer por fin en su capacidad organizativa para trasformar la realidad. Fueron paulatinamente sujetos activos de su propia historia. Fueron esos curas los que trabajaban al lado de las comunidades eclesiales de base, quienes arrostraron a la iglesia jerárquica a comprometerse de lleno en la lucha por las trasformación del país. Es esta una de las razones por las cuales la jerarquía de la iglesia hace una opción por los pobres, que no preferencial, con Mons. Romero la opción pasa a ser preferencial.

Movimiento popular y revolucionario o viceversa.

Sin embargo hay datos que no podemos obviar; datos sociológicos e históricos que determinan de algún modo el momento que le tocó vivir a Mons. Romero. Fue un momento convulso en el buen sentido de la palabra, me explico. Los movimientos populares del país de entonces fueron los que de alguna medida impulsaron el devenir de la lucha. Las organizaciones populares y las organizaciones guerrilleras derramaron un influjo de tal envergadura en la población organizada que era imposible no sentirse imbuido de esa lucha solidaria y decididamente transformadora. Muchos decidieron participar, entre ellos un sector amplio de la intelectualidad, e, indirectamente Mons. Romero.

Fueron los movimientos populares y sus dirigentes quienes hicieron posible esa participación. Fue también su denodado esfuerzo al trabajo de concientización y su praxis marxista la que determinó, de alguna manera, que la historia pusiera a las personas indicadas para influir en el país de forma directa e indirecta. De forma directa fueron los movimientos populares y revolucionarios, y Mons. Romero de forma indirecta.

El Bloque Popular Revolucionario (de aquí en adelante sólo aparecen las siglas. BPR) es una organización popular de masas, con un amplio sector de la sociedad, a tener en cuenta. Fue ésta la que supo hacer un trabajo de concientización en pocos años y demostrar que la lucha revolucionaria era la única vía. La única salida para le país, por el grado de despotismo al que habían llegado la oligarquía y las estructuras del capitalismo dependiente en el país. Tal era el despotismo que los cuerpos represivos cometían horrendos crímenes contra la población con la complicidad de la oligarquía y de los gringos.

Este movimiento de masas con una línea marxista y revolucionaria definidas, fueron capaces de movilizar a un sector amplio de la sociedad que apostaron por la insurrección popular. Miles de campesinos, obreros, docentes, estudiantes universitarios y de secundaria, entre ellos un sector cristiano de El Salvador. Las Fuerzas Populares de liberación. FPL y el BPR van a ser para entonces las organizaciones de nuevo tipo que lideraron la lucha pre-revolucionara en la región y en el país. Y son de nuevo tipo, porque combinan inteligentemente todas las formas de lucha posibles cuando todos los espacios, legales y pacíficos se le habían cerrado.

Cuando se habla de esa época en el Salvador, se suele, conscientemente, por los actuales líderes del FMLN, ignorar a Salvador Cayetano Carpio líder indiscutible del movimiento revolucionario. Fue él quien estuvo desde el principio en el resurgimiento de las organizaciones de nuevo tipo, en la lucha popular y revolucionaria. Al fortalecimiento de la lucha popular y a la insurrección de las masas el Partido Comunista Salvadoreño se había venido oponiendo - durante el conflicto - y se opone hoy en día (situación que denunció Carpio cuando era su secretario general). El PCS sigue apostando por el parlamentarismo burgués, ese fue siempre su objetivo y también lo denunció su ex secretario general Carpio.

A finales de los años 70 comienzan las primeras reuniones para formar en octubre 1980 el Frente Farabundo Martí para la liberación Nacional. Sus miembros son los representantes de las cinco organizaciones guerrilleras del país. En tan poco tiempo las diferencias empiezan a hacerse notar al interior del frente, se libra pues, una lucha ideológica interna y van apareciendo dos posturas políticas distintas en su interior: La primera: lucha revolucionaria para alcanzar un Gobierno Democrática Revolucionario, la de Carpio. La segunda línea apostaba por el diálogo y la negociación, por medio del diálogo ir buscando cuotas de poder para lograr, por lo menos, un Gobierno de Amplia Participación su representante es Ana María.

En 1983 el 6 de abril en Nicaragua es asesinada Ana María, se culpa a Carpio. A los pocos días, éste se “suicida”. El suicidio-asesinato deja en una situación difícil a los dirigentes del FMLN que culpaban a Carpio de haber urdido el horrendo crimen de Ana María. Se abre una investigación por parte de las autoridades nicaragüenses y al final del juicio se declaran a Carpio, inocente. (...) el juez del Juzgado Segundo del Distrito del Crimen en Managua, sentenció que: “...de conformidad con el art. 186 del Código de Instrucción Criminal, en razón de su fallecimiento debe sobreseerse definitivamente en la presente causa a Salvador Cayetano Carpio (Marcial), mencionado por la Procuraduría Penal como autor intelectual del delito investigado. Siendo opinión de esta autoridad que se adhiere a lo expresado por el defensor Gutiérrez Mayorga en su escrito de defensa, que no fueron aportadas pruebas en el proceso que respalden tal imputación.” Documentos escritos de la revolución salvadoreña, publicado por Antonio Morales Carbonell, (Viena, Edition Del Keil, 1999). Sin embargo los nuevos dirigentes del FMLN no volvieron a hablar del asunto, ni se retractaron de las falsas acusaciones sobre Carpio.

Es ésta dirigencia la que estigmatizó con mentiras, falacias de todo tipo fueron urdidas por sus propios compañeros de viaje, que no de lucha para justificar el cambio de la línea política en la dirigencia en el FMLN.

Con mentiras han intentado borrar la imagen en la población salvadoreña para que no sigan teniendo como referente revolucionario a Carpio. Ellos no han sabido explicarnos las razones del porqué y cómo es que se deja intencionadamente, en el olvido, a Carpio. Tampoco se han retracto de todas las mentiras que se han dicho sobre Carpio y no se han esclarecido los verdaderos motivos de los dos asesinatos. Quienes de alguna manera hemos participado y nos hemos visto involucrado de esos momentos de la historia, no podemos ni debemos permitir porque si lo hacemos estamos participando indirectamente de sus falacias y de su crápula intención de olvido.

Las mentiras que se dijeron sobre él, está permitiendo – y ha permitido en el pasado - que a todo aquél que cuestione o simplemente no se crea las razones que ellos esgrimieron sobre los hechos. Cuando se defiende abiertamente la inocencia de Carpio. A todos los que discrepan se les denigre y tilde con toda clase de epítetos, con tal de acallar voces que interpelan su argumento, a la vez, que mantienen lívido a aquellos que se comportan díscolos y discrepantes a sus posturas ideológicas y políticas dentro y fuera del FMLN.

Carpio demostró que se podía y se debía combinar todos los métodos de lucha en el país. Esa es una de las razones fundamentales que le llevaron a su desaparición física. Porque sabían, quienes le traicionaron, que él se debía a la organización popular, eran sus raíces. Siempre estuvo con la clase obrera. La lucha de clase eran su objetivo. No fue dúctil a los reformistas del FMLN ni a la burguesía salvadoreña.

Soy consciente que me dejo muchas mas cosas sobre este líder carismático que ha dado la historia reciente de El Salvador. Queda pues, para otro escrito, donde explique cómo fue su desaparición física y cuáles fueron los argumentos que esgrimieron la dirigencia del actual FMLN.

Me gustaría dejar en pocas líneas algo que nos ayude a esclarecer esas dos líneas políticas que había dentro del FMLN. Así podrán quienes leen este articulo sacar sus conclusiones. Carpio, defensor de la lucha revolucionaria, si se tomaba el poder habría un Gobierno Democrático Revolucionario. En el GDR estarían en el gobierno esencialmente las clases más desfavorecidas, la alianza obrero-campesina, los principios marxistas, eran fundamentales. En la otra línea diálogo y negociación para lograr por lo menos un Gobierno de Amplia Participación. La primera suponía fortalecer al movimiento revolucionario y la segunda línea simplemente se dejarían las armas para participar en las elecciones y por medio de estas compartir cuotas de poder con la oligarquía y la burguesía salvadoreña. Curiosamente después de los dos asesinatos la segunda es la que prevalece al interior del FMLN.

Con el tiempo las cosas van poniendo en su sitio a cada uno de todos aquellos que, de alguna manera u otra participaron de toda esa urdimbre de patrañas pequeño burguesas. Se ha ido desenmascarando antiguas peleas internas al interior del FMLN. Las divisiones internas se suceden y unos pasan cínicamente a formar parte del estado represivo salvadoreño. Otros simplemente renuncian a pertenecer al partido político del FMLN. Otros forman un partido político, otro partido, otro y otro etc.

Con la firma de los acuerdos de paz se puso fin a la guerra pero la situación de pobreza sigue siendo el estigma de millones de salvadoreños. El FMLN es en este momento otro partido político más del engranaje neoliberal del país. Sus dirigentes... que lo diga James Petras:

“Después que depusieron las armas yo estuve allá conversando con dirigentes populares y lo que me contaban era que durante la lucha armada los gobiernos no se atrevían a aprobar legislación antilaboral porque tenían miedo de que los guerrilleros se juntaran con los obreros. Pero después que el farabundismo (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional/ FMLN) bajó las armas y entraron al Parlamento, han aprobado leyes antisindicales que facilitan el despido de obreros.

“Yo creo que el farabundismo era un esfuerzo político electoral para construir un estado de bienestar social, ni más ni menos. Schafik (Jorge Handall, uno de los líderes del FMLN) me contaba que no había una perspectiva de socialismo, que había que modernizar al país, mejorar la productividad y se molestó cuando yo le pregunté que ante la modernidad de los capitalistas del país, ¿qué iban a tener frente a ellos; algunos beneficios sociales? Yo creo que Schafik a final de cuentas convirtió su discurso radical en un discurso de bienestar social.

“Yo hablaba con mucha gente que votó por el farabundismo y todavía están en la espera de ver los cambios que le prometieron. Todavía están pendientes porque les dicen que (los del FMLN) no tienen la presidencia (del país), no tienen mayoría en el Congreso y tienen que esperar no sé cuantos años, para elegir ‘nuestro gobierno’. Mientras, desde la paz han salido cientos de miles de salvadoreños del país porque no aguantan más, que los debates parlamentarios rinden muy poco.”

La historia parece que nos ha jugado una mala pasada a los pobres de el salvador, por eso es necesario recordar a estos dos carismáticos personajes que nos hicieron creer que otro mundo es posible. Nos quedan sus valores revolucionarios y humanos. Debemos de recuperar esa memoria histórica para no volver a cometer el mismo error.

Mons. Romero, y Salvador Cayetano Carpio, pusieron patas arriba las estructuras de un capitalismo dependiente, ahora neoliberal en El Salvador. Al primero le recordamos, por su capacidad de renuncia a seguir compartiendo con la extrema derecha del país y del ejército, mesa. Y se convirtió sin quererlo en la voz de los sin voz. Y al segundo, Carpio, fue quien realmente llevó a cabo, junto a otros líderes populares, la hazaña revolucionaria jamás vivida en ese pequeño país de centroamericano. Con su entrega por transformar la historia y construir un país más equitativo y justo. Demostrando a aquéllos que decían que en ese pequeño país era imposible crear, por su orografía, un movimiento revolucionario y guerrillero. Demostró, que era posible. Con el tiempo se vieron los frutos y ese imposible se había convertido en una fuerza de tal envergadura que hacía temblar al imperio norteamericano.

A estos dos le debemos aunque sea un poquito de nuestras conciencias, ya que han sido ellos de forma indirecta los que transformaron un ápice la historia de nuestro país. En definitiva los que hicieron posible, cada uno por su lado, que llevar a las últimas consecuencias la lucha por la liberación de un pueblo no es tarea fácil, muchas veces los aviesos y astutos están dentro de nuestros movimientos populares.

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